Él es Whiskas, un gatito que vino a la consulta del Hospital Veterinario Garbí porque orinaba sangre, entraba y salía del arenal constantemente y tenía mucho dolor. Después de realizar las pruebas de diagnóstico adecuadas vimos que tenía cálculos en la vejiga que le provocaban cistitis recurrentes.
La urolitiasis es una enfermedad urinaria muy frecuente en gatos de interior y de mediana edad y es la presencia de cálculos en el tracto urinario (riñones, uréteres y vejiga) que son capaces de provocar dolor en la micción, obstrucción e incluso hemorragia o infección.
Cuando se encuentran en el tracto urinario alto, se puede intentar solucionar mediante la administración de fluidos, diuréticos (manitol) y analgesia, de modo que los fragmentos sean arrastrados y puedan intentar salir por la vejiga. Sin embargo, si el paciente presenta una obstrucción completa, es posible que sea necesaria una intervención quirúrgica para eliminarlo, como en el caso de Whiskas.
Se realizó una cistotomía asistida por laparoscopia para extraer los cálculos y tomar muestras de las paredes del tracto urinario para analizarlas y resultaron ser cálculos de urato amónico, no muy frecuentes (suponen un 6% de las urolitiasis felinas).
Los cálculos de urato, se forman a partir del ácido úrico que resulta de la transformación de las purinas procedentes de las células y de los alimentos.
Ahora toca investigar la causa y realizar su seguimiento para evitar que vuelva a ocurrir.